Cada vez se habla más del “Vino de
Altura” pero, ¿qué es? ¿dónde se halla? ¿a qué altitud? ¿qué tiene de especial?
Para poder llamar vino de altura a un vino, tiene que elaborarse con uva de una viña a una altitud muy elevada, normalmente a partir de 800 m, hasta altitudes donde la climatología nos permita cultivar la viña y madurar la uva.

El principal beneficio, o diferencia, es un envidiable efecto refrescante (para su mayor acidez). Esto se produce por la gran diferencia térmica que se da entre el día y la noche. Aunque la insolación es más grande a más altura, la maduración de la uva es más lenta y progresiva que en cotas bajas. Se ralentiza el ciclo madurativo y el vino gana en complejidad y riqueza de matices.
Pero esto no sucede a cualquier “gran altura”. Tiene que ser esta altura concreta, en esta latitud geográfica específica.
El viento es otro gran aliado de las viñas en altura, ya que contribuye a evitar que hongos y otras enfermedades proliferen en las mismas. Además, la mayor parte de estas viñas se cubren anualmente de nieve, lo que supone una aportación hídrica que se va fundiendo lentamente y que crea una reserva en el subsuelo para momentos de sequía. Además, la nieve introduce nitrógeno de la atmósfera a la tierra, lo que beneficia el vigor de la planta.
La accidentada y montañosa geografía del país supone una altura de los viñedos poco habitual.
Las bodegas andorranas se hallan entre los 860 y 1200 m y, además de la altura, se caracterizan por su naturaleza familiar y propia de negocios pequeños.
Además de vinos, también se elaboran, crían y cultivan otros productos agroalimentarios de calidad, como el licor ratassia, embutidos, carnes, cerveza, miel…
Reaparición de la viña desaparecida en el Principado.
En los últimos años, el sector privado y la administración pública están incidiendo en diversificar el sector primario, preservar el paisaje e introducir nuevos cultivos. Así, la viña, desaparecida a finales del siglo XIX a causa de la filoxera, ha vuelto a aparecer en el Principado. Estas pequeñas bodegas, situadas en su mayoría en la parroquia de Sant Julià de Lòria, representan un atractivo turístico que se añade a los ya tradicionales turismo de nieve y de compras.
